Confucianismo y Gestalt

Confucio dijo: “Es el hombre el que ensancha el Camino y
no el Camino el que ensancha  al hombre”

¿Confucianismo y Gestalt? La respuesta a esta pregunta no tiene mayores pretensiones que el lograr puntos de convergencia entre estos dos modelos de pensamiento. El desarrollo del conocimiento ha pasado por muchas etapas, quiebres, y contradicciones que por tanto no lograría dar una absoluta relación entre estos dos pensamientos acerca del Hombre. En primer lugar el confucianismo se desarrolló en Oriente alrededor de los siglos VII al III a d C; por su parte la Gestalt tiene en sus cimientos un legado histórico y un cambio social que da cuenta de posturas ideologías como el psicoanálisis, el avance en las ciencias, nuevas perspectivas de lo humano, confrontaciones y evoluciones de antiguas maneras de contemplar al ser, además de encontrarse enmarcada en  un pensamiento occidental. De esta manera, entablar una relación profunda entre estas dos perspectivas implica analizar semejanzas y diferencias.

Este diálogo entre el confucianismo y la Gestalt parte de la postura confuciana que el ser es en comunicación, en contacto. El Hombre debe llegar a ser Hombre, pues es distinto de los animales; la existencia de estos se regula por los instintos, sin mayor raciocinio de su estadía en el mundo y ligados unos a otros sin posibilidad de discernir ni de tomar decisiones, en cambio, el Hombre puede organizar su convivencia, y por consiguiente desarrollar valores más amplios y con la potencialidad de ejercer un papel en su vida.

Las palabras de Confucio hablan de la convivencia como característica humana. El ser se relaciona con sus semejantes, el Hombre no está solo en el mundo, comparte un universo de significados que lo relacionan con su exterior; no se puede alejar del otro por más que lo desee, en su esfera de precontacto siempre estará el otro, ahí, aunque esté ausente. El desarrollo de una Gestalt se genera por el contacto; cuando el organismo no ejerce este contacto es cuando se puede decir que la Gestalt queda abierta, y no es precisamente porque se opte por la soledad, porque puede estar rodeada de sus pares, pero es la posibilidad al encuentro con el otro que queda bloqueada. Confucio continua diciendo: “Quien no se preocupa sino de mantener su propia vida, perturba las grandes relaciones humanas”[1] esto exige el reconocer que somos parte del ambiente, y el concepto de salud es precisamente el reconocer que estamos en contacto con nosotros mismos y con la realidad. No centrarse sólo en las necesidades individuales, sino en establecer ese diálogo con el afuera, que es ahí donde hizo figura y es ahí a donde debe de recurrir para satisfacerla. Sin embargo, Confucio no desconoce la existencia individual ya que “el camino recto o norma de conducta moral debemos buscarla en nuestro interior. No es verdadera norma de conducta la que se descubre fuera del hombre, es decir, la que no deriva directamente de la propia naturaleza humana”[2]. Por tanto, ubica al individuo en el contexto que se encuentra. La Gestalt argumenta por su parte que “el hombre bien integrado puede vivir en un contacto significativo con la sociedad, sin ser tragado completamente por ella y sin retirarse del todo de ella”[3]. Se autoabastece porque entiende la relación existente entre él mismo y su sociedad.

Siguiendo esta línea, es entonces cuando empieza el organismo a diferenciarse del campo en partes definidas, surge las fronteras, surgen lo que se puede denominar límite de contacto. El cual se forma cuando entra el yo en el proceso de formación de una Gestalt. Este límite de contacto es necesario para poder realizar esa discriminación entre las necesidades del organismo y las del medio, de poder hacerse responsable de lo que va aconteciendo en el exterior y que toque con su esfera de contacto. Este límite de contacto diferencia los puntos del yo con el otro, lo cual favorece la discriminación dentro del campo de experiencias, cuáles son realmente mis necesidades y cuáles son las del otro.

“Las grandes relaciones”, como las menciona Confucio, no hace sólo referencia a necesidades insatisfechas, también son esas relaciones filiales con los demás. Hace él un énfasis en el trato que deben tener los hijos con los padres, con los amigos y con el estado. “La piedad filial” no es sólo honrar a los padres; si un Hombre no puede honrar a su familia, como espera honrar al  amigo o al Estado. “¿De que le sirve la música al hombre que no ama a los hombres?”[4] Este establecimiento habla que en el medio también se encuentra otra existencia, otra subjetividad y que es por medio del “apoyo”[5] que el organismo logra entrar en contacto. Es emplear el lenguaje para articular las necesidades y respuestas de la capacidad de entrar en contacto. El hombre que ama al hombre es precisamente el ser que permite que el otro se despliegue y se demuestre tal cual es, creando de igual manera una relación más honesta y posibilitando que se generen procesos de destrucción y de creación de gestalts.

El proceso de contacto y de separación, por sí mismos, son procesos naturales en el ser, de modo que se le podría considerar adaptativos o saludables. El punto esencial es no identificarse con un sólo polaridad. Una confluencia con el medio no permite ver la diferencia entre él mismo del resto del mundo, “no puede vivenciarse a sí mismo pues ha perdido todo sentido de sí mismo”[6] y los procesos de límite de contacto carecen de fuerza, por lo que el organismo no logra discriminar sus necesidades con certeza, tropezando en un juego neurótico de no darse cuenta de los limites de sí mismo y de los demás,  sin poder incluso hacer un “buen concepto de ellos”[7].

Confucio postuló entonces el camino del justo medio. “El hombre superior es aquel que sabe conservar el justo equilibrio entre los extremos”, no es caer en dicotomías ni en esfuerzos sobrevalorados sobre un polo u otro, tampoco es dejar de actuar ni evitarse por completo. La división es la manifestación de los mecanismos de defensa por excelencia; cuando el organismo no puede ver claramente sus propias necesidades, y no puede satisfacerlas, es que se habla de neurosis. Además de utilizar técnicas de manipulación en la interacción con los demás recurre a estrategias como la proyección patológica que no permite que el organismo se observe a sí mismo y se culpabilice en el otro, haciendo responsable al ambiente de lo que se origina en sí mismo.

En este orden de ideas Confucio dice “lo que odias en los que son superiores a ti no lo inflijas a los que son inferiores a ti. Lo que odias en tus vecinos de la derecha, no lo inflijas a tus vecinos de la izquierda”. En la introyección, el organismo se hace responsable de todo lo que sucede afuera sin ninguna clase de metabolismo interior. El confucianismo se rige por este principio, el medio justo, lo cual no significa dejar las cosas a la mitad, sino hacerlas en el grado justo y determinado, en el tiempo y en las proporciones correctas. “Deseos, emociones y actos en el justo medio son la garantía de la armonía”[8]; la homeostasis entonces no radica sólo en la quietud, sino en un estado de equilibrio del organismo, que pueda resolver los conflictos que se le presenten, que pueda destruir gestalts pero sin comprometer mayor energía de la requerida, la energía justa, la necesaria. La Gestalt en este sentido es muy clara, “Homeostasis es el proceso mediante el cual el organismo mantiene su equilibrio, y por lo tanto su salud, en medio de condiciones que varían”[9], el mundo cambia y las condiciones que antes eran de A manera, mañana pueden ser de A+ manera; los errores son inevitables pero también esenciales para la salud y la madurez.

La armonía es el estar en el medio justo, es tener la capacidad de formar y destruir gestalts libremente, teniendo a su vez, una madurez afianzada en el organismo, de modo que pueda ser capaz de situarse en el proceso y vivir dentro de él, de pasar del apoyo del ambiente al propio, de reconocer y de aceptar lo que se es en el momento presente, de reconocer las necesidades que están enclavadas en la existencia en el aquí y el ahora, es decir, vivir el presente. “La situación en que nos hallamos cuando todavía no se han desarrollado en nuestro ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina centro. En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado armónico o equilibrado. El camino recto del universo es el centro, la armonía es su ley universal y constante.”[10] Esta frase de Confucio engloba la idea central expuesta: es la armonía presente por la práctica del centro, del estar contactados con el presente.

La Gestalt considera al yo como un concepto unitario, “el yo es el nosotros en proceso”[11]; el cuerpo, los sentimientos y el cerebro no están separados en el ser, y estas facultades se pueden distinguir. El yo contacta las gestalts que se generan al hacer figura en el medio; por un lado capta gestalts de mayor estructura y el modo de distinción en la que se divide activamente el campo, entre el organismo y el medio, entre lo que es familiar a lo extraño, así cumple con una función de organización del campo en el que hace parte. El Ello capta las gestalts de menor estructuración, en el que la energía, la excitación y el movimiento sobresalen. Si se cae en uno de estos polos, es decir, si su proceso adaptativo lo llevó a centrarse en una de estas dos funciones, el organismo cae en una incongruencia interna, sin poder saber manejar cada uno de las funciones del yo coherentemente en relación al organismo y el contexto, es decir, la neurosis es cuando no se mantiene el justo medio, el equilibrio, del permitirse darse cuenta de aceptar sus verdaderas necesidades para destruir las gestalts abiertas.

Confucio le adjudica todas estas cualidades al Hombre superior, no en el sentido de trascendencia espiritual, sino en el ámbito de lo estatal, de lo social, del contacto diario. Cumpliendo con los atributos de los principios centrales del pensamiento confuciano: benevolencia, rectitud, corrección, conocimiento. “El hombre superior no se pone a favor ni en contra de nada en el mundo, sino que sigue lo que es justo”[12] por estas características que se le atribuyen, se puede considerar que el Hombre superior adquiere una carácter de Hombre sano para la Gestalt, aquel que es capaz de ubicarse en el mundo y de poder sobrellevar todos los conflictos que se le presentan. Obviamente el concepto de Hombre superior trae consigo una valoración idealista del ser humano, pero por lo menos cumple con características (no todas ellas por contener algunas un contenido moralista descontextualizado al periodo histórico y social en el que nos encontramos) que la terapia Gestalt intenta desarrollar en el proceso terapéutico.

“El hombre superior no piensa más allá de lo que le corresponde a la posición que ocupa”[13], es entonces, estar conscientes y centrados en sí mismos, manteniendo relación con el mundo, pero sin dejar a un lado la subjetividad por cumplir y satisfacer las demandas del afuera, y no tener que recurrir a mecanismos de defensa como la retroflexión, o desarrollar una confluencia con el ambiente, para lograr mantener el equilibrio y evitar una adaptación neurótica que deje las gestalts apaciguadas, pero no resueltas. En este aspecto la Gestalt hace énfasis en que “no somos sumisos a las exigencias de la sociedad ni las desafiamos”[14], es decir, el organismo está centrado, está en contacto con la situación y a la vez controlado por él. De esta forma estar centrado es sencillamente enfrentarse a las circunstancias de la vida tal y como se presentan. De ahí la importancia del concepto de madurez dentro del desarrollo de la Gestalt, porque sitúa al ser y le da la posibilidad que tome decisiones con mayor responsabilidad y el establecer adaptaciones creadoras que fomenten la destrucción y formación de gestalts.

Claramente el organismo se halla en relación intima con el ambiente, de ahí que el sistema político que rige es de suma importancia para plantear las posibilidades que se puedan alcanzar por estar sujeto a esta relación inseparable. “El ideal de una comunidad democrática es crear una sociedad con las mismas características, una comunidad en la cual, a medida que sus necesidades lo determinen, cada miembro participe en beneficio de todos”[15] pero sabemos que estos ideales no se cumplen al pie de la letra, que la sociedad posee elementos que no facilitan un optimo desarrollo del ser, por esto la valía del concepto de salud: el poder solucionar conflictos y comprender los errores como parte fundamental del crecimiento y madurez personal.

Confucio va en esta dirección de la responsabilidad personal frente al otro “no es posible que una persona haga planes para otra cuyo camino es totalmente distinto del suyo”[16]. Al contemplar el concepto de hombre como parte del mismo todo armónico, también le adjudica virtudes subjetivas, de modo que el crecimiento propio pueda favorecer al crecimiento de la sociedad.

Se puede decir que los puntos de convergencia que se dan entre el confucianismo y la Gestalt son en definitiva relacionados al crecimiento, un crecimiento que adquiere atributos de relación con el campo de contacto. Se muestra entonces como no se separa al organismo en sustancias distintas “cuando lo natural y lo que deriva del estudio están armoniosamente mezclados es cuando nos encontramos ante un hombre superior”[17], se contempla en una armonía “todo lo natural es considerado positivamente por Confucio, a todo se le asigna su orden, su medida, su lugar dentro del todo”[18]. Es estar en el mundo, de un modo responsable y comprensivo con la realidad misma y con las subjetividades que la conforman.

“Aprender sin pensar es inútil, pensar sin aprender es peligroso”
Confucio

[1] Jaspers, Karl. Los grandes filosofos: 2ed. Argentina : Sur, MAY 1971. 254p
[2] Confucio. Los cuatro libros clasicos. Espana : Bruguera, 1974.
[3] Perls, Fritz. Enfonque guestaltico testimonios de terapia. 1er edición: cuatro vientos. 1976
[4]Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[5] Latner, Joel. Fundamentos de la Gestalt. Chile : Cuatro Vientos, MAY 1994. 271p.
[6] Perls, Fritz. Enfoque gestáltico testimonios de terapia. 1er edición: cuatro vientos. 1976
[7] Perls, Fritz. Enfoque gestáltico testimonios de terapia. 1er edición: cuatro vientos. 1976
[8] Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[9] Perls, Fritz. Enfonque guestaltico testimonios de terapia. 1er edición: cuatro vientos. 1976
[10] Confucio. Los cuatro libros clasicos. Espana : Bruguera, 1974.
[11] Latner, Joel. Fundamentos de la Gestalt. Chile : Cuatro Vientos, MAY 1994. 271p.
[12] Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[13] Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[14] Latner, Joel. Fundamentos de la Gestalt. Chile : Cuatro Vientos, MAY 1994. 271p.
[15] Perls, Fritz. Enfonque guestaltico testimonios de terapia. 1er edición: cuatro vientos. 1976
[16] Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[17] Confucio. Mencio: Los cuatro libros. Espana : Alfaguara, MAY 1981. 401p.
[18] Jaspers, Karl. Los grandes filosofos: 2ed. Argentina : Sur, MAY 1971. 254p