Relato corto – Sci-Fi
Él quería ser salvado. No era un sentimiento arrogante ni pretendía hacer una instrumentalización de sus necesidades emocionales. Amaba la idea del sacrificio, del héroe. Una y otra vez veía como los cuerpos perdían el alma, casi que podía predecir cuándo se acababa la consciencia y empezaba la nulidad existencial. En algún punto de la historia los grandes poderes aplastaron la lógica y firmaron por su supervivencia, una y otra vez, en bucle volitivo. Si un ser se enamora de su capacidad de repetir ¿qué sucede con su voluntad? La adicción a la repetición desvanece las opciones. ¿Quién puede sentirse realmente libre sin opciones?
Algo siempre cambia. Sin importar que tan medidos sean sus movimientos reverbera la translocación de su posición. Es la expresión del cosmos dentro de cada repetición, es su renuncia a ser sólo maquina causal y mueve un átomo de sitio cada vez que él pretende escapar de su cautiverio, puro anacronismo físico. Aunque esta es la peor parte, el claustro de 40 años. La cadena de sucesos es una narración difícil de sintetizar porque los hechos renuncian a permanecer inmaculados, como si su mente al divagar en la huella mnémica que dejan las repeticiones perjudicara el orden de los átomos de los héroes que darán la vida por él, ó, respetando a Descartes, como si el espacio tiempo estuviera en armonía con la consciencia modificando la biología de su portador, ya que ningún recuerdo vive sin una red biológica. Por otro lado, la mística de la mente no se agota con decir que él nunca era el mismo biológicamente al tener nuevas redes neuronales que dan asilo a los recuerdos de cada repetición: la consciencia es una y la misma, un cambio en este flujo altera las demás consciencias. No se puede esperar al mismo héroe, todos cambian cuando él recuerda.
¿Cuándo estará listo para la degradación? Luego de vivir una y otra vez el sueño arquetípico del mandala temporal, de ese bucle enfermizo de hacer parte de la decisión del mundo sobre su vida, empezará a sumarse cadenas de errores hasta que el héroe sea antihéroe y finalice la tragedia desmedida. El universo ama algo más que a la consciencia y eso es la entropía, esperar vivir en un circuito cerrado temporal es un imposible. La sumatoria de cambios y agregados mnémicos genera voluntad, es este el secreto del universo. La acumulación de singularidad genera organismos que niegan el epifenomenismo, como granos de arena que se apilan para formar un montículo.
Cada vez que el tiempo se reinicia nunca se reinicia igual y abre las puertas a las posibilidades de actuaciones de los actores que juegan al héroe para rescatarlo de su encierro. Estos poderes saben que deben liberar al portador del tiempo para que los bendiga con la gracia de la voluntad. Los muertos inevitables en el trayecto de su escape son el cordero del sacrificio ante el cosmos y la liturgia se conmemora en cada repetición.
Andrés Alejandro R.G.